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miércoles, 11 de junio de 2014

La Verdadera Naturaleza del Espacio y del Tiempo...

"La Verdadera Naturaleza del Espacio y del Tiempo".
Eckhart Tolle.

Ahora considere esto: si no hubiera nada más que
silencio, no existiría para usted; usted no sabría lo que es. Sólo cuando aparece el sonido el silencio empieza a ser.

De la misma manera, si sólo hubiera espacio sin objetos en él, no existiría para usted, Imagínese a sí mismo como un punto de conciencia flotando en la vastedad del espacio, sin estrellas, sin galaxias, sólo vacío.

Súbitamente el espacio ya no sería vasto: no sería en absoluto. No habría velocidad, ni movimiento de aquí hacia allá.

Se necesitan al menos dos puntos de referencia para que la distancia y el espacio nazcan.

El espacio empieza a ser en el momento en que el Uno se hace dos y al "dos" convertirse en "diez mil cosas", como Lao Tse llama al mundo manifestado, el espacio se vuelve más y más vasto. Así que el mundo y el espacio surgen simultáneamente.


Nada podría ser sin espacio, sin embargo el espacio es nada
.

Antes de que el universo surgiera, antes del "big bang", si quiere expresarlo así, no había un vasto espacio vacío esperando ser llenado. No había espacio, puesto que no había ninguna cosa.

Sólo había lo No Manifestado, el Uno. Cuando el Uno se convirtió en "las diez mil cosas", repentinamente el espacio parecía estar allí y permitió a la multiplicidad ser.


¿De dónde surgió?
¿Fue creado por Dios para acumular el universo?

Por supuesto que no.
El espacio es no-cosas, por lo tanto nunca fue creado.


Salga a mirar el cielo en una noche clara. Las miles de estrellas que puede ver a simple vista no son más que una fracción infinitesimal de lo que hay allí.

Se pueden detectar ya mil millones de galaxias con los telescopios más potentes, cada galaxia como un "universo aislado" que contiene miles de millones de estrellas.

Sin embargo lo que sobrecoge más es la infinitud del espacio mismo, la profundidad y quietud que permite a toda esta magnificencia ser.

Nada podría ser más sobrecogedor y majestuoso que la inconcebible vastedad y quietud del espacio y sin embargo,
¿qué es? Vacío, inmenso vacío.


Lo que aparece ante nosotros como espacio en nuestro universo percibido por medio de la mente y los sentidos es lo No Manifestado mismo, exteriorizado.

Es el "cuerpo" de Dios.
Y el milagro más grande es este: esa quietud y vastedad que permite al universo ser no está sólo afuera, en el espacio, también está dentro de usted.
 

Cuando está absoluta y totalmente presente usted lo encuentra como el tranquilo espacio interior de la no-mente. Su interior es vasto en profundidad, no en extensión.
 

La extensión espacial es en últimas una percepción errónea de la infinita profundidad, un atributo de la única realidad trascendental.


Según Einstein, el espacio y el tiempo no están separados. Realmente no lo entiendo, pero creo que lo que dice es que el tiempo es la cuarta dimensión del espacio.
Lo llama el "continuo espacio-tiempo".


Sí. Lo que usted percibe externamente como espacio y tiempo son finalmente ilusorios, pero tienen un núcleo de verdad.

Son los dos atributos esenciales de Dios, infinitud y eternidad, percibidos como si tuvieran una existencia fuera de usted.
Dentro de usted, ambos tienen un equivalente interior que revela su verdadera naturaleza, así como la suya. 

Mientras que el espacio es el tranquilo e infinitamente profundo reino de la no-mente, el equivalente interior del tiempo es la presencia, la conciencia del eterno Ahora.

Recuerde que no hay distinción entre ellos.
Cuando el espacio y el tiempo son comprendidos en el interior como lo No Manifestado -no-mente y presencia- el espacio interior y el tiempo continúan existiendo para usted, pero se vuelven mucho menos importantes.

El mundo también continúa existiendo para usted, pero ya no lo atará.


De ahí que el último propósito del mundo no esté dentro de él sino en la trascendencia del mundo.

Lo mismo que usted no sería consciente del espacio si no hubiera objetos en él, el mundo se necesita para que lo No Manifestado sea realizado.


Puede que usted haya oído el dicho budista: "si no hubiera ilusión no habría iluminación". En últimas lo No Manifestado se conoce a sí mismo a través de usted.


Usted está aquí para permitir que el divino propósito del universo se despliegue.
¡Esa es su importancia!


Eckhart Tolle, "El Poder del Ahora".

martes, 22 de noviembre de 2011

Eckhart Tolle, LIBERATE DE TU MENTE

LIBERATE DE TU MENTE (Por Eckhart Tolle)


 La buena nueva es que puedes liberarte de tu mente, que es la única verdadera liberación. Y puedes dar el primer paso ahora mismo. EMPIEZA POR

ESCUCHAR LA VOZ QUE HABLA DENTRO DE TU CABEZA, y hazlo tan frecuentemente como puedas. Presta una atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, a esos viejos discos de gramófono que pueden haber estado dando vueltas en tu cabeza durante años.

Esto es lo que llamo «observar al pensador», que es otra manera de decir: escucha la voz dentro de tu cabeza, mantente allí como presencia que atestigua. Cuando escuches la voz, hazlo imparcialmente.

Es decir, no juzgues. No juzgues ni condenes lo que oyes, porque eso significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta de atrás.

Pronto te darás cuenta de esto: la voz está allí y yo estoy aquí, observándola. Esta comprensión Yo soy, esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento. Surge de más allá de la mente.

Así, cuando escuchas un pensamiento, no sólo eres consciente del pensamiento, sino también de ti mismo como testigo del pensamiento. Ha hecho su aparición una nueva dimensión de conciencia.

CUANDO ESCUCHAS EL PENSAMIENTO, sientes como si hubiera una presencia consciente —tu yo profundo— por debajo o detrás de él.

De este modo el pensamiento pierde su poder sobre ti y se disuelve rápidamente, porque ya no energetizas tu mente mediante la identificación con ella.

Es el principio del fin del pensamiento compulsivo e involuntario.

Cuando el pensamiento se aquieta, experimentas una discontinuidad en la corriente mental, una brecha de «no-mente».

Al principio las brechas serán cortas, tal vez duren unos segundos, pero gradualmente se irán prolongando. Cuando ocurren estas discontinuidades, sientes cierta quietud y paz dentro de ti.

Es el principio del estado natural de sentirte unido al Ser, generalmente nublado por la mente. Con la práctica, la sensación de quietud y de  paz se va ahondando.

De hecho, esa profundidad no tiene fin. También sentirás una sutil emanación de alegría elevándose desde lo más hondo de ti: la alegría de Ser. En este estado de conexión interna estás mucho más alerta, más despierto que en el estado de identificación mental.

Estás plenamente presente. Y también se eleva la frecuencia vibratoria del campo energético que da vida al cuerpo físico. A medida que profundizas en este reino de la no-mente, como a veces se le denomina en Oriente, vas alcanzando el estado de conciencia pura.

En ese estado sientes tu propia presencia con tal intensidad y alegría que, en comparación, todo pensamiento, toda emoción, tu cuerpo físico y todo el mundo externo se vuelven relativamente insignificantes.

Sin embargo, no es un estado de egoísmo, sino de desprendimiento y generosidad. Te lleva más allá de lo que pensabas que era «tu identidad».

Esa presencia es esencialmente tú, y al mismo tiempo es inconcebiblemente mayor que tú. EN LUGAR DE «OBSERVAR AL PENSADOR», también puedes crear una apertura en la corriente mental por el simple hecho de dirigir el foco de tu atención al ahora. Basta con que te hagas intensamente consciente del momento presente.

Esto es algo por demás satisfactorio. De este modo retiras la conciencia de tu actividad mental y creas una brecha sin mente en la que estás muy alerta y consciente, pero no piensas. Ésta es la esencia de la meditación.

En TU VIDA COTIDIANA puedes practicar esto tomando cualquier actividad rutinaria, que habitualmente sólo es un medio para un fin, y darle toda tu atención para que se convierta en un fin en sí misma.

Por ejemplo, cada vez que subas o bajes las escaleras en tu casa o en tu puesto de trabajo, presta mucha atención a cada escalón, a cada movimiento, incluso a tu respiración. Mantente totalmente presente.

O cuando te laves las manos, presta atención a todas las percepciones sensoriales asociadas con esa actividad: el sonido y la sensación del agua, el movimiento de tus manos, el aroma del jabón, etc.

O cuando entres en tu coche, después de cerrar la puerta, detente durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración.

Toma conciencia de una silenciosa pero intensa sensación de presencia. Hay un criterio que te permite medir el éxito logrado en esta práctica: el grado de paz que sientas en tu interior.

El paso más vital en tu camino hacia la iluminación es éste: aprende a no identificarte con tu mente. Cada vez que creas una apertura en el flujo mental, la luz de tu conciencia se fortalece.

Puede que un día te sorprendas sonriendo a la voz que suena en tu cabeza como sonreirías a las travesuras de un niño. Esto significa que has dejado de tomarte el contenido de tu mente tan en serio, y que tu sentido de identidad ya no depende de él.
de Debora Lauberfeld,



jueves, 2 de junio de 2011

Eckhart Tolle, “Un mundo nuevo, Ahora”

ECKHART TOLLE

“Un mundo nuevo, Ahora” de Eckhart Tolle

Por Alberto D. Fraile Oliver

El libro “Un mundo nuevo, Ahora”, de Eckhart Tolle merece una atención especial. No es un libro cualquiera, es una verdadera bocanada de sabiduría. Su autor ya publicó una obra anterior titulada el “Poder del Ahora” (Ed. Gaia) que supuso un fenómeno editorial muy importante. Precisamente ese mismo fenómeno está eclipsando la aparición de su tercer título, “Un mundo nuevo, ahora” (Ed. Grijalbo).

Este libro es una disección del ego y una explicación de la revolución de la conciencia que está experimentando la humanidad en nuestro tiempo extraordinarias, y por ello merece la pena leerlo y desde estas páginas lo recomendamos efusivamente.

Se trata de un libro que ha nacido con el sabor de un clásico ya que traduce las enseñanzas espirituales al lenguaje de nuestro tiempo de una manera magistral, clara y sencilla.

Cualquiera que se adentre en sus páginas se podrá percatar de que la persona que ha escrito este libro, sin duda, es uno de los sabios de nuestro tiempo. de Alguien que ha tenido un auténtico despertar de conciencia y lo comparte con transparencia.

En sus páginas, Tolle, indica la necesidad de que todos reconozcamos que el estado “normal” de la mayoría de seres humanos contiene un fuerte elemento de lo que podríamos llamar disfunción, e incluso locura. La mente humana es muy inteligente.

Pero esa misma inteligencia está viciada de locura y la ciencia y la tecnología están magnificado el impacto destructivo que esa disfunción de la mente humana ejerce sobre el planeta, sobre otras formas de vida y sobre los humanos mismos.

Todo ello está provocando un situación crítica: la destrucción de los bosques que producen oxígeno y de otras especies animales y vegetales; el maltrato a los animales en las granjas industriales; el envenenamiento de los ríos, los océanos y el aire.

Impulsados por la codicia, ignorantes de nuestra conexión con la totalidad, los humanos persistimos en una conducta que, si continúa sin control, no puede dar como resultado más que nuestra propia destrucción. Podemos ser víctimas de la codicia de nuestro ego.

Frente a esta realidad, Tolle tiene una buena noticia: existe la posibilidad de una transformación radical de la conciencia humana. Para ello, el primer paso es, precisamente, reconocer la propia locura y eso pasa por desenmascarar al ego, porque la disfunción de la mente humana centrada en el ego es la que está poniéndonos en peligro.

Eckhart Tolle con el Dalai Lama

A esta pregunta es a la que magistralmente responde “Un mundo nuevo, ahora”. La mayoría de la gente está completamente identificada con la voz de su cabeza –el torrente incesante de pensamiento involuntario y compulsivo y las emociones que lo acompañan- que podríamos describirla como poseída por su mente. “La voz dentro de la cabeza tiene vida propia. La mayoría de la gente está a merced de esa voz, está poseída por el pensamiento, por la mente. “Cuando eres completamente inconsciente de esto, crees que el pensador eres tú. Eso es la mente egótica.

La llamamos egótica porque hay un sentido del yo (ego) en cada pensamiento, en cada recuerdo, interpretación, opinión, punto de vista, reacción, emoción. En términos espirituales, esto es la inconsciencia.

Por supuesto, tu pensamiento, el contenido de tu mente, está condicionado por el pasado: educación, cultura, entorno familiar, etc.

El núcleo central de toda la actividad de la mente consiste en ciertos pensamientos y emociones repetitivos y persistentes, y en pautas de reacción con las que nos identificamos con más fuerza. Esa entidad es el ego mismo.”

El ego se alimenta de la atención de los otros, que, al fin y al cabo, es una forma de energía psíquica. Necesita constante reconocimiento porque la acción básica que gobierna toda su actividad es el miedo a no ser nadie, el miedo a no existir, el miedo a la muerte.

Todas sus actividades está concebidas en último término para eliminar este miedo, pero lo máximo que puede hacer el ego es taparlo temporalmente con una relación intima, una nueva posesión, una victoria en esto o en lo otro.

“El miedo surge porque el ego nace de la identificación con la forma, y en el fondo sabe que ninguna forma es permanente, que todas son efímeras.

La conciencia de la impermanencia de todas las formas nos hace despertar a la dimensión de la no forma que hay en nosotros y salir de la prisión del ego que nos limita y nos conduce a luchar y competir constantemente con la naturaleza y el resto de seres humanos.”

Consumismo

El ego tiende a equiparar tener con Ser –dice Tolle-. “Cuanto más tengo más soy. El ego vive a base de comparaciones. El modo en como te ven otros se convierte en cómo te ves a ti mismo.

En la mayoría de los casos, el sentido de la valía que tiene el ego está ligado a lo que vales a los ojos de los demás. Necesitamos que otros nos den un sentido del yo.

Y si vives en una cultura que equipara en gran medida lo que vales con lo que tienes y cuánto tienes, si no podemos ver a través de ese engaño colectivo, estaremos condenados a perseguir cosas durante el resto de nuestra vida, con la vana esperanza de descubrir lo que valemos así completar el sentido del yo.

El ego se identifica con tener, pero su satisfacción al tener es relativamente por profunda y dura poco”. Oculta en su interior, sigue habiendo una arraigada sensación de insatisfacción. “Todavía no tengo suficiente” que para el ego significa “todavía no soy suficiente”.

Lo que mantiene en marcha la llamado “sociedad de consumo” es el hecho de que intentar encontrarte a ti mismo a través de las cosas no funciona. La satisfacción del ego dura poco, y tú sigues buscando más, comprando, consumiendo.

La identificación del ego con las cosas crea apego a las cosas, obsesión por las cosas, lo que a su vez crea nuestra sociedad de consumo y sus estructuras económicas, donde la única medida de progreso es siempre más. La búsqueda descontrolada de más, de crecimiento infinito, es una disfunción y una enfermedad.

Es la misma disfunción que presenta la célula cancerosa, cuyo único objetivo es multiplicarse, inconsciente de que está provocando su propia destrucción al destruir el organismo del que forma parte.

Hay personas que han renunciado a todas sus posesiones pero tienen un ego más grande que algunos millonarios. El ego espiritual también existe, algunos lideres espirituales se creen hasta tal punto el papel que están representando que está función se apodera de ellos y se convierten el papel que representan.

El contenido del ego ha cambiado, pero la estructura de mental que lo mantiene vivo no cambió. Ningún ego puede durar mucho sin la necesidad de más. Así pues, desear mantiene vivo al ego mucho más que tener.

La inquietud, el insomnio, la angustia, la insatisfacción son el resultado de deseos incumplidos.

“Hacer lo que se requiere de ti en cualquier situación, sin que ello se convierta en un papel con el que te identifiques, es una lección imprescindible en el arte de vivir, y todos estamos aquí para aprenderla.

Te vuelves más poderoso en todo lo que haces si la acción se realiza por si misma, y no como un medio para proteger, realzar o dar forma a tu papel-identidad”.

En un mundo de personalidades que representan papeles pocas personas que no proyectan una imagen creada por la mente, sino que actúan desde el núcleo profundo de su Ser, las que no intentan parecer más de lo que son, sino que son simplemente ellas, destacan entre las demás y son las únicas que representan una verdadera diferencia en este mundo. Son los que traen la nueva conciencia.

Atrapado en el tiempo

Según Eckart Tolle, “la decisión de hacer que el momento presente sea tu amigo representa el final del ego. El ego vive del tiempo. Cuanto más fuerte es el ego, más se apodera el tiempo de tu vida”.

La vida, que es ahora, se ve como un “problema”, y acabas viviendo en un mundo de problemas que hay que resolver para poder ser feliz, realizarte…

El problema es que por cada problema que resuelves surge otro. Mientras el momento presente se vea como un obstáculo, los problemas no pueden tener fin.

“El tiempo –es decir, el pasado y el futuro- es lo que alimenta al falso yo creado por la mente, y el tiempo está en tu mente. Es una estructura mental necesaria para la percepción sensorial, indispensable para propósitos prácticos, pero es el mayor impedimento para conocerte a ti mismo.

El tiempo es la dimensión horizontal de la vida, la capa superficial de la realidad. Pero también está la dimensión vertical de la profundidad, a la que solo se puede acceder por el portal del momento presente.”

Eliminar el tiempo de la conciencia –es decir, vivir solo el momento presente- el eliminar

Más allá del pensamiento

Un porcentaje de la humanidad todavía relativamente pequeño, pero en rápido crecimiento, está experimentando ya en su interior la descomposición de los viejos patrones mentales del ego y la emergencia de una nueva dimensión de conciencia. Según este inspirado escritor: “Lo que está surgiendo ahora no es un nuevo sistema de creencias, una nueva religión, ideología espiritual o mitología.

Estamos llegando al final, no solo de las mitologías, sino también de las ideologías y los sistemas de creencias.

El camino va más allá del contenido de tu mente, más allá de tus pensamientos. De hecho, la parte esencial de la nueva conciencia es la trascendencia del pensamiento, la nueva capacidad de elevarse por encima del pensamiento, de hacer realidad una dimensión dentro de ti mismo infinitamente más vasta que el pensamiento.”

La mayoría de la gente se sigue identificando con el incesante torrente mental del pensamiento compulsivo, casi todo repetitivo e inútil.

No existe un yo aparte de sus procesos de pensamiento y de las emociones que los acompañan. En esto consiste estar espiritualmente inconsciente. El principal problema de la existencia humana es pensar sin conciencia.

viernes, 20 de mayo de 2011

Eckhart Tolle. "El Origen del Miedo"


Usted mencionó el miedo como parte de nuestro dolor emocional subyacente básico.

¿Cómo surge el miedo y por qué hay tanto en la vida de las personas? ¿Cierta cantidad de miedo podría ser simplemente autoprotección saludable?

Si yo no temiera al fuego, podría poner la mano en él y quemarme.

La razón por la que usted no pone la mano en el fuego no es por miedo, es porque sabe que se quemará. No necesita al miedo para evitar el peligro innecesario, sólo un mínimo de inteligencia y de sentido común.

Para estos asuntos prácticos es útil aplicar las lecciones aprendidas en el pasado. Ahora bien, si alguien lo amenazara con fuego o con violencia física, podría experimentar algo parecido al miedo.

Se trata de un retirarse instintivo del peligro, pero no es la condición psicológica del miedo de la que estamos hablando aquí.

La condición psicológica del miedo está divorciada de cualquier peligro inmediato concreto y verdadero. Se presenta de muchas formas: incomodidad, preocupación, ansiedad, nerviosismo, tensión, temor, fobia, etcétera.

Este tipo de miedo psicológico se refiere siempre a algo que podría pasar, no a algo que está ocurriendo ahora. Usted está en el aquí y ahora mientras que su mente está en el futuro.

Esto crea una brecha de ansiedad. Y si usted está identificado con su mente y ha perdido el contacto con el poder y la simplicidad del Ahora, esta brecha de ansiedad será su compañera constante.

Usted puede siempre hacer frente al momento presente, pero no puede manejar algo que es sólo una proyección de la mente, usted no puede hacerle frente al futuro.


Por otra parte, mientras esté identificado con su mente, el ego gobernará su vida, como he señalado antes.

Por su naturaleza fantasmal, y a pesar de los elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se ve a sí mismo constantemente amenazado.

Ese, a propósito, es el caso incluso si el ego exteriormente aparece muy seguro de sí mismo.

Ahora bien, recuerde que una emoción es la reacción del cuerpo a su mente.

¿Qué mensaje del ego está recibiendo el cuerpo continuamente, el falso ser elaborado por la mente?

Peligro, estoy amenazado. ¿Y cuál es la emoción que genera este mensaje continuo? Miedo, por supuesto.


El miedo parece tener muchas causas. Miedo a una pérdida, miedo al fracaso, miedo a ser herido, etcétera, pero en últimas el miedo es el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación.

Para el ego, la muerte está siempre a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta todos los aspectos de su vida.

Por ejemplo, incluso algo aparentemente tan trivial y "normal" como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y hacer ver que el otro está equivocado -defendiendo la posición mental con la que usted se ha identificado- se debe al miedo a la muerte.

Si usted se identifica con una posición mental, en el caso de estar equivocado, su sentido de sí mismo basado en la mente se siente seriamente amenazado con la aniquilación.

Así que usted, como el ego, no puede estar equivocado. Estar equivocado es morir. Se han hecho guerras por esto e innumerables relaciones se han roto.


Una vez que usted ha dejado de identificarse con su mente, que tenga o no tenga razón no influye en su sentido de usted mismo para nada, así que la necesidad forzosamente compulsiva y profundamente inconsciente de tener la razón, que es una forma de violencia, no aparecerá.

Usted puede establecer clara y firmemente cómo se siente o qué piensa, pero no habrá agresividad o actitud defensiva en ello.


Su sentido de sí mismo se derivará entonces de un lugar más auténtico y profundo dentro de usted mismo, no de la mente.

Preste atención a cualquier tipo de actitud defensiva en usted.

¿Qué está defendiendo? Una identidad ilusoria, una imagen de su mente, una entidad ficticia.

Al hacer consciente ese patrón, al ser testigo de él, usted deja de identificarse con él.

Bajo la luz de su conciencia, el patrón inconsciente se disolverá rápidamente.

Este es el final de todas las disputas y los juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones.

El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está disponible para usted ahora.


Así que cualquiera que esté identificado con su mente y, por tanto, desconectado de su verdadero poder, de su ser más profundo que se arraiga en el Ser, tendrá al miedo como su compañero constante.

El número de personas que han ido más allá de la mente es todavía extremadamente pequeño, así que usted puede asumir que prácticamente todos los que usted conozca o se encuentre viven en un estado de miedo.
Lo único que varía es la intensidad del mismo.

Fluctúa entre la ansiedad y el terror en un extremo de la escala y una vaga incomodidad y una sensación distante de amenaza en el otro.

La mayoría de las personas se hacen conscientes de él sólo cuando adquiere una de sus formas más agudas.


Eckhart Tolle, "El Poder del Ahora".
http://eckharttolle.com/

Más Info: http://buenasiembra.com.ar/literatura/articulos/el-silencio-habla-846.html

viernes, 26 de noviembre de 2010

Eckhart Tolle: El ego y El Ahora.

El ego y el momento presente

El ego y el momento presente - Por Eckhart Tolle


La relación más importante y primordial de la vida es la relación con el Ahora, o mejor aún, con cualquiera que sea la forma que adopte el Ahora, es decir, lo que es o lo que sucede. Si la relación con el Ahora es disfuncional, esa disfunción se reflejará en todas las relaciones y en todas las situaciones de la vida.

El ego podría definirse sencillamente como una relación disfuncional con el momento presente.
Es en este momento cuando podemos decidir la clase de relación que deseamos tener con el momento presente.

Una vez que hemos alcanzado un cierto nivel de conciencia, es decir, de Presencia (y si está leyendo esto es porque seguramente es su caso) estamos en capacidad de decidir qué clase de relación deseamos tener con el momento presente.

¿Deseo que éste momento sea mi amigo o mi enemigo?


El momento presente es inseparable de la vida, de tal manera que nuestra decisión se refiere realmente a la clase de relación que deseamos tener con la vida. Una vez tomada la decisión de ser amigos con el momento presente, nos toca dar el primer paso: mostrarnos amigables con él, acogerlo independientemente de su forma de presentarse. Y no tardaremos en ver los resultados. La vida se torna amable con nosotros. La gente nos ayuda y las circunstancias cooperan. Pero es una decisión que debemos tomar una y otra vez, hasta que aprendemos a vivir naturalmente de esa manera.

Con la decisión de hacer amistad con el momento presente viene el fin del ego. El ego no puede nunca estar en consonancia con el momento presente, es decir, en consonancia con la vida, puesto que su propia naturaleza lo induce a resistir, menospreciar o hacer caso omiso del Ahora. El ego se nutre del tiempo. Mientras más fuerte el ego, mayor es el tiempo durante el cual controla nuestra vida. Casi todos nuestros pensamientos entonces se refieren al pasado o al futuro y el sentido de lo que somos depende del pasado, donde encuentra una identidad, o del futuro donde busca su realización. El temor, la ansiedad, la expectativa, el remordimiento, la culpa, y la ira son disfunciones del estado de la conciencia atrapado en el tiempo.

El ego trata el momento presente de tres maneras: como un medio para una finalidad como un obstáculo o como un enemigo. Analicemos una a la vez, de tal manera que cuando ese patrón se apodere de usted, pueda reconocerlo y decidir nuevamente.

En el mejor de los casos, el ego ve en el momento presente un medio para cumplir una finalidad. Sirve para llevarnos a algún momento en el futuro considerado más importante. Pero el futuro nunca llega salvo como momento presente y, por tanto, nunca es más que un pensamiento en la cabeza. En otras palabras, nunca estamos totalmente aquí porque siempre estamos ocupados tratando de llegar a algún otro lugar.

Cuando este patrón se acentúa, lo cual suele suceder, el momento presente es visto o tratado como si fuera un obstáculo a superar. Es allí donde surgen la impaciencia, la frustración y el estrés y, en nuestra cultura, esa es la realidad cotidiana, el estado normal de muchas personas. La Vida, la cual ocurre ahora, es vista como un "problema", y todos habitamos en un mundo lleno de problemas que debemos resolver para ser felices, sentirnos realizados o comenzar realmente a vivir (o por lo menos eso creemos). El problema está en que, por cada problema que resolvemos aparece uno nuevo. Mientras veamos un obstáculo en el momento presente, los problemas no tendrán fin. "Seré lo que deseas que sea", dice la Vida o el Ahora. "Te trataré como tú me trates. Si me ves como un problema, eso seré para ti. Si me tratas como a un obstáculo, seré un obstáculo".

En el peor de los casos, y esto también es muy común, el momento presente es visto como un enemigo. Cuando odiamos lo que hacemos, nos quejamos de nuestro entorno, maldecimos de las cosas que suceden o han sucedido; o cuando nuestro diálogo interno está lleno de lo que deberíamos o no deberíamos hacer, de acusaciones y señalamientos, entonces nos peleamos con lo que es, con aquello que de todas maneras ya es como es.

Convertimos a la Vida en nuestra enemiga y ella nos dice, "si lo que quieres es guerra, guerra tendrás". La realidad externa, la cual es siempre el espejo de nuestro estado interior, se experimenta como algo hostil.

Una pregunta crucial que debemos hacernos con frecuencia es ¿cuál es mi relación con el momento presente? Después debemos estar alertas para descubrir la respuesta.

¿Trato el Ahora apenas como un medio para llegar a una finalidad? ¿Lo veo como un obstáculo? ¿Lo estoy convirtiendo en enemigo?


Puesto que el momento presente es lo único que tendremos, puesto que la vida es inseparable del Ahora, lo que la pregunta significa realmente es, ¿cuál es mi relación con la vida?
Esta pregunta es una forma excelente de desenmascarar al ego y de entrar en el estado de Presencia. Aunque la verdad absoluta no está encarnada en la pregunta (en últimas, yo y el momento presente somos uno), es una guía importante hacia el camino correcto.
Hágase esa pregunta con frecuencia, hasta que ya no la necesite.

¿Cómo trascender una relación disfuncional con el momento presente?
Lo más importante es reconocerla en nosotros mismos, en nuestros pensamientos y en nuestros actos. Estamos en el presente en el momento mismo en que notamos que nuestra relación con el Ahora es disfuncional. Ver equivale al afloramiento de la Presencia. Tan pronto como vemos la disfunción, ésta comienza a desvanecerse. Algunas personas se ríen cuando ven esto.

Con el reconocimiento viene el poder de elegir: la posibilidad de decirle "sí" al Ahora y de aceptarlo como amigo.


© Eckhart Tolle
Extracto del Capítulo 7 del libro en español "Una nueva Tierra"
Traducción: Adriana de Hassan

MAS INFO: http://buenasiembra.net/salud/meditacion/una-nueva-tierra-895.html