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viernes, 21 de agosto de 2015

Los seres humanos somos multidimensionales...



El individuo, dadas sus características otorgadas biológica y genéticamente, otras por la potestad divina tiene diversas necesidades, que debe suplir, estos aspectos se convierten entonces en dimensiones del ser, es por este motivo que hombres y mujeres somos multidimensionales.

El hombre es considerado como un ser altamente evolucionado, se caracteriza por controlar sus impulsos, regular su conducta, operar con facilidad cada uno de sus partes con finalidades específicas, etc., cuenta con ciertas estructuras físicas, biológicas y mentales que le permiten moverse en el plano de lo físico.

Según las sagradas escrituras, el hombre está provisto de la trinidad; tres elementos referidos a: cuerpo, alma y espíritu, que lo hacen multidimensional, es decir, manifiesta diferentes necesidades con respecto a cada uno de ellos.

Las dimensiones no son otra cosa que distintos niveles de realidad, formada por distintos niveles de energía y de consciencia.

Conforme nos movemos hacia arriba en la escala de las dimensiones, la energía que forma esa realidad vibra a una frecuencia diferente, entre más rápido vibre la frecuencia de una realidad, más sutil o etérea se vuelve. La 3a dimensión es la más densa y es en esta realidad donde las partículas del átomo giran a 9/10 de la velocidad de la luz, creando la ilusión de la materia.

En otras dimensiones superiores, las partículas giran a mayores velocidades y por lo tanto no existe una materia tan densa como en la 3a dimensión. Lo mismo sucede con la consciencia, a mayor nivel de dimensión, más alto es el nivel de consciencia que encontramos.

La consciencia podría explicarse como el nivel de percepción de la realidad en donde nos encontramos, entre más densa es la realidad, por su frecuencia vibratoria, menor es nuestra percepción de nuestra realidad y de las demás realidades que existen.

Si el ser humano es un ser multidimensional, significa que partes de nosotros están viviendo en esta dimensión que conocemos y partes de nosotros están existiendo en otras dimensiones y realidades, pero todo está sucediendo al mismo tiempo, en este instante.

Si existen partes de nosotros que están viviendo en dimensiones superiores, podemos deducir que estas partes están vibrando en frecuencias superiores y también tienen niveles de consciencia más elevados. Nuestro Ser Superior no es otra cosa más que el conjunto de esas partes de nosotros que están habitando frecuencias de energía y de consciencia superiores.

Nuestro Ser Superior somos nosotros mismos experimentando otras realidades.
Cuando encarnamos en esta 3a dimensión pasamos por algo que se conoce como “el velo del olvido” una de las cosas que olvidamos es precisamente que existimos en distintos planos de realidad y que por lo tanto podemos conectarnos con todas nuestras partes.

En este momento de la historia de nuestro planeta, este “velo del olvido” se está haciendo cada vez más delgado y nos está dando la oportunidad de recordar la totalidad de todo lo que somos y de interactuar con más partes de nuestro propio ser.

Nuestro Ser Superior ya se encuentra en contacto con nosotros en este momento, no es algo que tenemos que aprender a hacer, porque es algo que está sucediendo para todos y cada uno de los seres humanos.

El Ser Superior podría ser comparado con nuestro concepto de “la intuición”, que todos experimentamos en mayor o menor grado en nuestras vidas, algunos suelen hacerle caso y otros no, pero está allí, siempre esperando comunicarse con nosotros a través de cualquier mensaje sutil que podamos captar.

Pero si el Ser Superior ya se encuentra comunicándose con nosotros, ¿por qué no nos damos cuenta?
Porque hemos aprendido que lo único que existe o que es real es lo que pueden captar nuestros cinco sentidos físicos y muchas veces sentimos que lo único que somos es este cuerpo físico dentro de esta realidad de la 3a dimensión.

Por lo tanto, el obstáculo más grande que tiene nuestro Ser Superior son nuestras propias creencias sobre la realidad que habitamos.

Para establecer una comunicación más estrecha con este otro aspecto de nuestro ser, tenemos que comenzar a cambiar nuestra percepción y nuestras creencias sobre lo que somos y como todo, comenzar a practicar. No es necesario estar días y horas meditando para alcanzar esta comunicación, sólo se requiere de nuestra intención, de nuestra constancia y de nuestra confianza.

Aunque nuestro Ser Superior somos nosotros mismos, nuestra mente racional y nuestro sistema de creencias encuentran muy difícil entender este concepto, por lo que en un principio tendemos a considerarlo como un aspecto separado de nuestro ser, lo vemos tal vez como un ángel luminoso, o podemos incluso identificarlo con algún maestro ascendido o guía… eso no es importante, la forma no es importante mientras se tenga claro el fondo o la meta.

Cuando alcanzamos este nivel de comunicación con nuestro Ser Superior, tenemos la ventaja de tener acceso a otros niveles de consciencia en donde se encuentra y puede darnos una visión mucho más amplia de las cosas, guiándonos por los caminos más fáciles.

Pia Sanchez..

martes, 19 de noviembre de 2013

Nueva teoría afirma que hay vida después de la muerte...

Esta afirmación se desprende de las últimas declaraciones públicas del afamado científico norteamericano Robert Lanza, quien sostiene su hipótesis en que la muerte no es más que una ilusión de nuestra conciencia, que es, a su vez, la encargada de determinar la forma y el tamaño de todos los objetos del universo.

Según Lanza, quien ejerce como profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte, “la vida es… solo la actividad del carbono y una mezcla de moléculas; vivimos un tiempo y después nos pudrimos bajo tierra”.



"Nueva teoría afirma que hay vida después de la muerte: Esta afirmación se desprende de las últimas declaraciones públicas del afamado científico norteamericano Robert Lanza, quien sostiene su hipótesis en que la muerte no es más que una ilusión de nuestra conciencia, que es, a su vez, la encargada de determinar la forma y el tamaño de todos los objetos del universo.

Según Lanza, quien ejerce como profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte, “la vida es… solo la actividad del carbono y una mezcla de moléculas; vivimos un tiempo y después nos pudrimos bajo tierra”.

No obstante la muerte, según él, solo existe para los humanos porque humanos anteriores “les han enseñado a creer que morimos”.

En ese sentido, la muerte no sería más que una teoría sin fundamentos e incomprobable.

Su teoría del biocentrismo propone que no hay motivos para suponer que la muerte deba ser tan terminal como se cree.


Si la biología, es decir la vida, origina la realidad y el universo, y no al revés, entonces la muerte como un corte terminal no puede existir.

 Si bien Lanza admite que el cuerpo muere, de manera irrefutable, explica que eso no alcanza para asumir la existencia de la muerte.


Si realmente el espacio y el tiempo son herramientas de nuestra mente, coordenadas de nuestra conciencia, entonces la inmortalidad existe de hecho, en un mundo sin límites de espacio ni de tiempo.

Esta posibilidad se expresa en la física teórica a través de la idea de los multiversos, múltiples universos posibles en que todas las situaciones diversas ocurren de manera simultánea.


Si todo lo que puede suceder, sucede en alguno de estos planos, entonces, explica Lanza, la idea de la muerte no tiene cabida de manera real. Pero entonces

 ¿qué pasa cuando nuestro cuerpo muere?

Simplemente, “nuestra vida se convierte en una flor perenne que vuelve a florecer en el universo”.


ENCUENTROS Y CONTACTOS EXTRATERRESTRES

MAS INFO: http://buenasiembra.com.ar/salud/meditacion/existe-vida-despues-de-la-muerte-442.html

jueves, 13 de junio de 2013

la inteligencia espiritual.



LA MENTE LATE COMO EL CORAZÓN

 Escrito por Brad Hunter 

Vivimos utilizando la inteligencia racional y nos negamos el acceso a una fuente de entendimiento que sólo es posible desde la comprensión inteligente que brinda lo emocional.

El conocimiento es racional, pero la sabiduría es emocional.

La inteligencia emocional nos permite acceder al amor incondicional, cuando la emoción no es inteligente se torna agresiva y se conduce por el ego.

En un universo participativo de nuestra propia creación, ¿por qué no esperar que la inteligencia unida a la emoción pueda ser la clave para sanar nuestros cuerpos, construir la realidad y el mundo en que vivimos?
Eso sería la inteligencia espiritual. 

Pero también está la mente espiritual. El diccionario de la Real Academia Española define a la mente como la potencia intelectual del alma y a la inteligencia como una sustancia puramente espiritual.

 ¿Es el cerebro la mente?

¿Es la mente indivisible del espíritu?

Según un artículo central del prestigioso semanario científico New Scientist, el universo puede ser entendido como un conjunto de percepciones.

El estudio considera que no son los ojos los que producen las imágenes en el cerebro, sino que el cerebro requiere de una mente para interpretar lo que ve. Las nuevas teorías ven a la mente como algo distinto al cerebro y más cercano a la esencia espiritual.

 La ciencia ahora se acerca a la creencia espiritual que desde tiempos ancestrales establecía que el ser que siente y que evoluciona a través de una vivencia material existe más allá del cuerpo y que su experiencia no se termina con la muerte.

¿Quién es entonces el ser que piensa, razona, siente y evoluciona? Sin lugar a equivocaciones, somos mucho más complejos de lo que creemos.

El alejamiento de la ciencia espiritual

La ciencia racional impuso que todo aquello que no podía ser comprendido desde lo científico no existía, de tal manera que una de las verdades mayormente negadas fue la naturaleza cuántica, sutil y extrafísica del ser humano.

Todo lo que no podía ser cuantificado, medido o estudiado por las ciencias tradicionales no era considerado “real”, desligándose del estudio científico de la espiritualidad.

Desde entonces, el hombre ha sido dividido en dos realidades: lo externo, que podía ser explicado y le pertenecía a la ciencia, y lo interno, que era territorio de la Iglesia, siendo un dominio de la creencia religiosa.

Así la ciencia se desprendió de la responsabilidad de tener que dar explicaciones de lo que no podía entender y delegó el mundo de lo intangible a la mística y el culto religioso.

Desde el divorcio del hombre entre la ciencia y la fe comenzó un distanciamiento entre la materia y el espíritu, siendo en este estado de caos planetario una prioridad que la civilización, como familia humana, retorne al camino de la verdadera inteligencia.

La inteligencia que nos lleva a comprender la vida no desde lo racional, sino desde lo emocional, acercándonos al interior espiritual de nuestra esencia divina.

 Un punto trascendental de la evolución del ser, en el que la mente se convierte en la potencia intelectual del alma. La inteligencia emocional: un nuevo entendimiento de nosotros mismos.

La sustentabilidad del mundo futuro tendrá que basarse en un nuevo entendimiento de nuestro lugar en el Universo y de lo que realmente es el ser humano.

En el proceso evolutivo real la espiritualidad tiene un rol central, debido a que es el espíritu el que sigue existiendo después de un proceso de encarnación, lo cual significa un enorme reto para nuestra estructura racional y materialista.

El ser humano diseñó un plan de crecimiento y desarrollo basado en el control del universo externo, olvidando en gran medida la búsqueda por comprender su propia naturaleza interior.

La inteligencia fue siempre asociada a los aspectos cognitivos y a la capacidad de desarrollar las facultades racionales.

El concepto de la inteligencia emocional puede atribuirse a Wayne Payne, cuando en su tesis doctoral presenta la teoría de una “inteligencia” aplicada a las emociones.

El hecho de que el cerebro emocional se desarrolló muy anteriormente al racional y que este sea una derivación de aquel revela con claridad las auténticas relaciones existentes entre el pensamiento y el sentimiento.

Esto es lo que confiere a los centros de la emoción un poder extraordinario para influir en el funcionamiento global del cerebro, incluyendo a los centros del pensamiento.

Las emociones son las expresiones exteriores de los sentimientos acumulados, y es por ello que muchas personas responden motivadas por sus archivos de memoria emocional, pero lo hacen de una forma poco inteligente debido a que no hay coherencia entre lo racional y la memoria emocional.

Existe otro tipo de comportamiento humano que obedece a un tipo de inteligencia racional que se ha desarrollado de tal forma que opera para dar cobertura y ocultar el lado emocional.

La propia experiencia de vida, credo, cultura y educación, sea buena o mala, ha programado al hombre a sentir de determinada manera para dar un sentido diferente de comportamiento frente a nosotros mismos y a los demás.

En reiteradas ocasiones la propia interpretación emocional que hacemos de la vida nos impulsa a respuestas motivadas por los temores, inseguridades, conceptos, miedo, hambre, rechazo, etcétera, para provocar en nosotros conductas frente a la vida que pueden acercarnos o alejarnos del sentido real de la evolución.

 El lado de la luz espiritual es el que nos anima a tomar un sentido edificante o positivo, es el que nos conduce a ver las cosas desde un punto de vista optimista y que formaliza una respuesta motivacional en la que lo que nos suceden es parte de nuestro aprendizaje y nos dice que todo va a salir bien.

La emoción potencializa, da sentido a la razón y a la inteligencia. Cuando evolucionamos mental y espiritualmente, es la emoción la que da una potencia inconmensurable al ser, rompiendo con todas las limitaciones de lo físico.

Es el punto de coherencia armónica que permite al ser “tocar” la esencia de la creación, lo que la física cuántica conoce como matriz o campo fuente. En unión con dicho punto, el milagro es posible.

 El milagro, un hecho inexplicable para la ciencia, es el acto mediante el cual el ser humano, en unión con su esencia espiritual, tiene la capacidad de modificar la esencia misma de la materia.

¿Por qué? Porque la materia no es otra cosa que energía densificada, y cuando la energía ordena, la materia obedece. Existe una razón inteligente en la emoción.

Nuestras emociones son parte de la inteligencia, porque  ambas son indivisibles y es necesario sanar la división entre lo racional y lo emocional para lograr un foco potencial de coherencia entre lo espiritual y lo mental.

Ser inteligentes desde lo racional nos negó el acceso a la fuente de conocimiento emocional que poseían los antiguos, quienes sin necesidad de tecnología encontraron las respuestas a la complejidad de la existencia con simplemente sentirla.

El hombre moderno vive utilizando su inteligencia racional, negándose el acceso a una fuente compleja de entendimiento que sólo es posible desde la comprensión inteligente que brinda lo emocional.

El conocimiento es racional, mientras que la sabiduría es emocional, ya que suma al conocimiento los valores de la moral y la conciencia.

La inteligencia emocional nos permite el acceso al amor incondicional, que está despojado de la pasión y fluye rebosante de compasión. Cuando la emoción no es inteligente, se torna agresiva, competitiva, instintiva y se conduce por el ego.

 De ahí la importancia de tener una educación emocional que nos permita hacernos conscientes de aquello que sentimos, de poder convertirnos en nuestros propios generadores motivacionales que nos permitan cocrear este mundo.

Hay un poder que vive dentro de cada ser humano y se expresa a través del lenguaje inteligente de la emoción y que puede ayudar a cambiar las condiciones de este mundo.

Vivimos en un universo que responde a la emoción y que, conectado a la conciencia, promete que en el mismo instante en que creamos en el corazón nuestros buenos deseos, estos ya comienzan a manifestarse.

Sólo debemos inteligentemente terminar de materializarlos.

Cuando la emoción no es inteligente, se torna agresiva, competitiva, se conduce por el ego. Brad Hunter Conferencias

NOTA PUBLICADA EN LA REVISTA EL PLANETA URBANO
http://www.elplanetaurbano.com/index.php/2012-03-02-08-41-59/planeta-x

MAS INFO: 
http://buenasiembra.com.ar/salud/psicologia/la-inteligencia-emocional-del-nino-1047.html

viernes, 19 de octubre de 2012

Una “evidencia” de la vida después de la muerte.




Las pruebas del cielo: doctor de Harvard presenta “evidencia” de la vida después de la muerte

“El cielo es real”, sostiene el Dr. Eben Alexander, quien después de sufrir una experiencia cercana a la muerte, en la que su cerebro dejo de funcionar, ha regresado al mundo convencido de que existe una dimensión espiritual superior y de que la conciencia no depende del cerebro, existe más allá del cuerpo y de la muerte.

“Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces, qué?”
, Samuel Taylor Coleridge.

Las experiencias cercanas a la muerte son uno de los campos de investigación más interesantes de la neurociencia. En ellos se escinde una perspectiva dualista de la vida: para la mayoría de los científicos son un fenómeno que puede explicarse perfectamente a través de la física (la divinidad y lo espiritual es una experiencia conceptual generada por el cerebro); pero las personas que han experimentado estos encuentros cercanos con la muerte, acaso arrasados por la fuerza intransferible de la experiencia, poco escuchan las voces calificadas de los hombres de bata blanca y, seducidos por la belleza de sus visiones, prontamente afirman una realidad espiritual más allá de la muerte.

La muerte es una frontera epistemológica, un poco de la misma forma que un agujero negro, en tanto a que es difícil (o algunos consideran imposible) extraer información de ella. Como un túnel de la conciencia del cual no podemos regresar –más allá del olvido que presupone la teoría de la reencarnación o de los torpes balbuceos de la fantasmagoría– la muerte se presenta como el máximo enigma de la existencia: el silencio en un universo hecho de información donde todo habla. Sin embargo, tal vez algunas personas puedan cruzar está frontera y regresar para contar –el secreto que no debe ser revelado. Esto es, morir por un momento –pero no morir– para ver lo que le sucede a la conciencia sin el cuerpo. 

Existen miles de relatos que sugieren una especie de campo arquetípico que se activa al coquetear con la muerte –en la suspensión de las funciones corporales–; pero quizás ninguno ha cobrado la importancia (y polémica) que la que ha presentado recientemente el neurocirujano de la Universidad de Harvard, Eben Alexander. El Dr. Alexandr ha escrito un libro Proof of Heaven: A Neurosurgeon’s Near Death Experience and Journey into the Afterlife y una versión condensada de su experiencia ha sido destacada en la portada de
 

Newsweek (una de las últimas ediciones impresas de esta emblemática revista). Lo extraordinario del caso, evidentemente, es que vemos a un científico reconocido dentro del mundo de la academia decantarse sin titubeos por una explicación metafísica de las experiencias cercanas de la muerte. 

Y aunque en ocasiones es un tanto snob e inmerecido otorgar un valor añadido a lo que dice una persona –sólo por estar legitimado por un sistema de conocimiento como la ciencia–, lo cierto es que solemos darle una mayor relevancia a las palabras de alguien como el Dr. Alexander que a las de, por ejemplo, una vieja mujer religiosa de algún pueblo del Medio Oeste de Estados Unidos que dice haber visto a Dios en los segundos en los que su corazón se detuvo.

La narración del Dr. Alexander inicia justamente dirigiéndose a los escépticos:

Como neurocirujano, yo no creía en el fenómeno de experiencias cercanas a la muerte. Entiendo lo que le sucede al cerebro cuando una persona está cerca de la muerte, y siempre creí que existía una explicación científica adecuada para las visiones celestiales extracorporales descritas por aquellos que estrechamente escaparon de la muerte.

En el otoño del 2008, sin embargo, después de 7 días  en coma en los que la parte humana de mi cerebro, el neocórtex, estaba desactivado, experimenté algo tan profundo que me otorgó una razón científica para creer en la conciencia después de la muerte.

Todas los argumentos principales en contra de las experiencias cercanas a la muerte sugieren que estas experiencias son el resultado de un mínimo, transitorio o parcial malfuncionamiento del córtex.

Mi experiencia cercana a la muerte, sin embargo, no sucedió cuando mi córtex estaba malfuncionando, sino cuando simplemente estaba apagado. Según nuestro entendimiento actual de la mente y del cerebro, no existe de ninguna manera forma en la que podría haber experimentado incluso la más mínima y oscura conciencia durante mi coma, mucho menos la odisea coherente e hipervívida que atravese.

Mientras que mis neuronas estaban ofuscadas en completa inactividad por la bacteria que las había atacado, mi conciencia libre-de-cerebro viajó a otra dimensión más grande del universo: una dimensión que nunca soñé que existía.

Después de estas introducción en la que Alexander busca justificar dentro de un paradigma epistemológico su experiencia siguen las mieles de un poética descripción de sus visiones de ultramundo. Reminiscencias de las visiones de Dante, Blake y Swedenborg y por momentos también de los cielos modernos visitados por psiconautas bajo la influencia de sustancias psicodélicas como el DMT (generado naturalmente en el cerebro humano y según algunos especialmente durante el momento del nacimiento y de la muerte).


Al prinicpio de mi aventura, estaba en un lugar lleno de nubes. Grandes y frondosas nubes blancas y rosas que relucían drásticamente contra el cielo azul-negro. Más alto que las nubes –inconmensurablemente alto- parvadas de luminosos seres diáfanos arqueaban a lo largo y ancho del cielo, dejando banderolas detrás de ellos. Formas superiores.

Más raro aún. Por la mayor parte de mi travesía, alguien más estaba conmigo. Una mujer. Ella era joven, y la recuerdo en completo detalle. Tenía pómulos pronunciados y ojos de un azul profundo. Trenzas doradas emarcaban su hermoso rostro. Cuando la vi por primera vez, estabamos deslizándonos juntos en una superficie de patrones intrincados que después de un momento reconocí como las alas de una mariposa.

De hecho, miles de mariposas estaban alrededor de nosotros –vastas olas aleteantes  de ellas, internándose en el bosque y resurgiendo de nuevo.

Sin usar palabras, ella me habló. El mensaje recorrió mi ser como un viento, e instantáneamente vi que era verdad. Lo supe de la misma forma que supe que el mundo que nos rodeaba era real –no algo fantasioso, pasajero e insubstancial.

El mensaje tenía tres partes,  y si lo tuviera que traducir al lenguaje terrenal, diría algo así:
“Eres amado y querido para siempre”.
“No tienes nada que temer”.
“No hay nada que puedas hacer que esté mal”.

Vemos aquí indudables imágenes simbólicas, recurrentes como arquetipos del subconsciente colectivo. La mariposa ligada al vuelo del alma (desdoblamiento de la diosa Psique).  La mujer, divina guía (madre, hermana y esposa) que en Dante cristalizó el sueño celeste; alquimia también de la polaridad que permite acceder a las dimensiones sutiles. Ángeles guardianes y pregoneros de una nueva y más alta realidad: transparentes puesto que son extensiones del cuerpo divino que mantiene su unidad en la luz.  Asimismo, como suelen desvelar las visiones del DMT, una clara noción del espacio fractal: las alas de la mariposa están hechas de miles de mariposas.

Una descripción rica en símbolos y en referencias culturales, que, por otro lado, quizás ante el asombro, no conserva mucho rigor científico, suponiendo la realidad de algo solamente por la fuerza y claridad con la que se siente. Y aquí es que regresamos a esa escisión fundamental entre la razón y la emoción, entre aquello a lo que accedemos a través de lo meramente intelectual y aquello a lo que accedemos usando el sentimiento (acaso todos los sentidos en uno).

Generalmente se considera que aquello avalado por el edificio de la razón se acerca con mayor fuerza a lo “verdadero”, pero esto ocurre solamente desde el frío promontorio del análisis a posteriori, la experiencia a casi todos nos dice que lo que sentimos se acerca más a la verdad que lo que pensamos: al menos tiene mayor fuerza, una fuerza inefable.

El viaje transceleste continúa:

Me movía constantemente hacia adelante y me descubrí entrando en un inmenso vacío, completamente oscuro, de tamaño infinito, e infinitamente confortante. Totalmente oscuro, como era, también rebosaba de luz: una luz que parecía emanar de un orbe brillante que ahora sentía a mi lado.

El orbe era una especie de “interprete” entre yo y esa vasta presencia circundante.  Era como si estuviera naciendo a un mundo más grande, y el universo entero era como un vientre cósmico gigante, y el orbe (que sentía estaba de alguna manera conectado, o incluso era idéntico, a la mujer que montaba el ala de mariposa) me estaba guíando en el proceso.

Cada vez que preguntaba algo, las respuestas prorrumpían instantáneamente en explosiones de luz, color, amor y belleza que soplaba a través de mi como una ola  chocando contra la playa.

En este último pasaje Alexander se encuentra con lo que parece el fin de la dualidad, la conjunción de los opuestos. Él mismo cita al poeta Henry Vaughan “Hay en Dios, algunos dicen, una oscuridad deslumbrante”. Encontramos también la hipóstasis de la omnisciencia: un orbe que es una mujer que responde sus preguntas al instante –es decir que es él mismo: la conciencia universal.  
Eben Alexander, después de dejarse transportar por la riqueza descriptiva, intenta explicar científicamente lo sucedido:

La física moderna nos dice que el universo es una unidad –que yace indiviso.  Aunque aparentemente vivimos en un mundo de separación y diferencia, la física nos dice que detrás de la superficie, cada objeto y evento en el universo está completamente entretejido con cualquier otro objeto y evento. No hay verdadera separación.

He pasado décadas como neurocirujano en algunas de las instituciones más prestigiosas de este país. Sé que muchos de mis colegas mantienen –como yo lo hacía– la teoría de que el cerebro, y particularmente el córtex, genera la conciencia y que vivimos en un universo carente de toda emoción, mucho menos que vivimos en un universo de amor incondicional como el que ahora sé nos tienen Dios y el universo.

Pero esa creencia, esa teoría, ahora yace rota a mis pies. Lo que me sucedió la destruyó, y mi intención es pasar el resto de mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia y dando a conocer a mis colegas científicos y a la gente en general el hecho de que somos muchísimo más que nuestros cerebros.


La unidad del universo, según argumenta Alexander, está dada por la física cuántica que señala que en los niveles constituyentes de la materia, todas las partículas están unidas en campos y sistemas de entrelazamiento: existe una interconexión fundamental entre todos los fenómenos de la naturaleza. Algunos especulan que la conciencia es ese campo cósmico unificador, puente entre la mecánica cuántica y la relatividad. Esta ciertamente no es la versión más popular dentro de la ciencia establecida. Como no lo ha sido el relato experiencial de Alexander.

El famoso neurocientífico Sam Harris argumenta que simplemente no existe forma de corrobar verdaderamente que “su cerebro estaba apagado” (a lo cual Alexander responde con datos de sus registros neurológicos en el momento y llama a leer su libro donde supuestamente presenta eviencia clínica de lo sucedido). PZ Mayers, del popular blog Pharyngula dice de las visiones de Alexander “es mierda producida por daño cerebral”. 

El año pasado el campo de inevstigación de las experiencias cercanas a la muerte tuvo un notable co-descubrimiento cuando dos neurocientíficos formularon independientemente la teoría de que el fenómeno podía explicarse por una dilación temporal, esto es, en el particular estado en el que el cerebro se encuentra cuando está a punto de entrar en coma, puede ocurrir que un mircosegundo sea percibido como una extensión de tiempo mucho mayor.

Las visiones que ocurren entonces, con todo su cariz espiritual, no serían más que el resultado de ese tiempo fractal elástico: es decir no un producto de la divinidad inherente sino de la relatividad del tiempo-espacio.


Personalmente no considero que la experiencia de Alexander sea una prueba contundente de la existencia de una dimensión celestial o de que la conciencia existe más allá de la muerte.

Su experiencia probablemente no difiera de la de miles de personas más que han tenido un desdoblamiento astral acercándose a la muerte, o sólo difiere en que esta le ocurrió a un científico respetado. De igual forma tampoco creo que la ciencia tenga argumentos irrefutables para afirmar que todo lo que ocurre en estas experiencias –o en algunos otros estados de conciencia elevada– sea solamente el resultado de una función cerebral alterada. Hemos explorado en algunos artículos anteriores la posibilidad de que la conciencia vaya más allá del cerebro, como sugieren las religiones orientales, y sea una especie de cama universal sobre la cual se desarrolla el sueño de la realidad.

Esta es una de las grandes  interrogantes de la filosofía y de la ciencia moderna: la naturaleza de la conciencia. ¿Es esl cerebro la cúspide, la punta de lanza de este fenómeno? ¿O es apenas un órgano más, en una delirante casa de espejos, generado por esa misma conciencia para observarse a sí misma? ¿Conciencia más allá de la muerte, es este el verdadero polvo de la eternidad? ¿Qué es la conciencia? Saber que existo, pero también, ¿saber que no muero?
Twitter del autor: @alepholo
[Daily Beast]

 MAS INFO: http://buenasiembra.com.ar/salud/meditacion/la-vida-despues-de-la-muerte-744.html

jueves, 18 de agosto de 2011

Cuadros de Sonidos, Las Vibraciones Invisibles ...



• Cuadros de Sonido: Haciendo Visibles las Vibraciones Invisibles •

En nuestra cultura moderna donde para muchos ver es creer, ¿cómo sabemos que lo que dicen las sagas y los practicantes de energía acerca del poder del sonido es verdad?

¿Hay evidencias que la vibración y el sonido pueden afectar la materia, interactuar con nuestras moléculas y estimular la curación? Y en ese caso, ¿podemos nosotros medir sus efectos?


En el siglo dieciocho, el científico alemán y músico Ernst Chladni, conocido como el padre de la acústica, dio un paso hacia contestar estas interrogantes.

Él demostró, en simples y sencillos experimentos visuales, que el sonido afecta la materia.

Cuando él tomó un arco de violín alrededor del borde de una placa cubierta con arena fina, la arena formó varios patrones geométricos, como se muestra abajo.




Otro pionero en esta arena fue el Dr. Hans Jenny. Suizo, doctor en medicina y científico, Dr. Jenny comprendió la importancia de la vibración y el sonido, y partió para estudiarlos de un único ángulo.

Sus fascinantes experimentos en el estudio de fenómenos de ondas que él llamó cimática - cymatics (del kyma griego, significando “la onda”), nos proporciona nada menos de cuadros de cómo el sonido influencia la materia.


En los años sesenta, el Dr. Jenny puso arena, fluido y polvos sobre platos de metal, que él hizo vibrar con un generador especial de frecuencia y una bocina.

Sus experimentos produjeron bonitos e intrincados patrones que eran únicos para cada vibración individual (vea las fotografías debajo).

Es más, estos patrones variantes permanecieron intactos mientras el sonido pulsaba a través de la sustancia. Si se detenía el sonido, el patrón colapsaba.


Para muchos, estos experimentos muestran que el sonido puede, de hecho, alterar formas, que diferentes frecuencias producen diferentes resultados, y ese sonido realmente crea y mantiene la forma.




Aunque es mejor conocido por sus estupendas imágenes de cimática, el Dr. Jenny también era artista y músico, así como filósofo, historiador y científico físico.

Quizás más importante, él era un estudiante serio de las maneras de la naturaleza con los poderes perspicaces de observación.


Ya fuera el ciclo de las estaciones, las plumas de un pájaro, una gota de lluvia, la formación de patrones climáticos, montañas u ondas - o aún la poesía, la tabla periódica, música o sistemas sociales - el Dr. Jenny vio un subyacente tema unificador: patrones de ondas, producidos por vibración.

“Dondequiera que vemos, podemos describir lo que vemos en términos de periodicidades y ritmos,” escribió. “Cuando la naturaleza crea algo, cualquier cosa que crea en este estilo periódico.”

Para él, todo reflejaba inherentes patrones de vibración, involucrando número, proporción y simetría—lo que él llamó el “principio armónico.”

El Dr. Jenny animó a continuar la investigación del fenómeno de ondas. El propósito de tales estudios, explicó, era “escuchar” los sistemas de la Naturaleza.

“Lo que queremos hacer es, que aprendamos a ‘escuchar’ los procesos que florecen en las flores, a ‘escuchar’ la embriología en sus manifestaciones y aprehender el proceso de interiorizar,” escribió.


Representaciones del sonido sobre el agua

















Las implicaciones del trabajo del Dr. Jenny son inmensas, especialmente para el campo de sanar y medicina vibratoria.

Si el sonido puede cambiar las sustancias, ¿puede alterar nuestro paisaje interior? Puesto que los patrones de vibración son ubicuos en su naturaleza,


¿qué papel juegan creando y sosteniendo las células de nuestros propios cuerpos? ¿Cómo los patrones vibratorios de un cuerpo enfermo difieren de los patrones que el cuerpo emana cuándo es saludable? ¿Y podemos darle vuelta a las vibraciones enfermas y volverlas saludables?

Mientras el Dr. Jenny no se enfocó en las posibilidades curativas del sonido y vibración, su trabajo inspiró a muchos cuyo destino era hacer eso.

Dos otros investigadores que han creado una abrumadora evidencia visualdel poder del sonido son los científicos japoneses, Masaru Emoto y Fabien Maman.

Maman, compositor francés, acupunturista y bioenergetista, y Helene Grimal, una bióloga, experimentaron con células saludables y células cancerosas para ver cómo ellos responderían a la voz y a los varios instrumentos.


En su libro El Papel de la Música en el Vigésimo primer Siglo, (The Role of Music in the Twenty-First Century) Maman reporta que entre los dramáticos efectos de sonido que capturaron en sus fotografías estaba la progresiva desestabilización de la estructura de células cancerosas.

Cuando Maman tocaba sonidos que progresaban hacia arriba de la escala musical, las células cancerosas eventualmente explotaron.


El Científico japonés, Masaru Emoto mostró los potentes efectos del sonido, fotografiando cristales de agua.

En sus notables experimentos, él tocó música clásica y canciones folklóricas de Japón y de otros países a través de portavoces puestos al lado de las muestras de agua.

Él luego congeló el agua para hacer cristales y comparó la cristalina estructura de diferentes muestras. Con cada pieza musical, la muestra de agua formó diferentes cristales, hermosamente geométricos.




En otro experimento, Emoto y trescientos otros se congregaron en las orillas de un lago fuertemente contaminado en Japón, y habló en voz alta una afirmación de paz y gratitud. Los cristales del agua cambiaron de una nublada y torcida imagen antes de la oración, a lindos cristales geométricos, después de la oración.

Grupos más pequeños de personas han repetido este experimento en otros lagos alrededor del mundo, con resultados similares a los que Emoto ha publicado en el segundo volumen de sus Mensajes del Agua (Messages from Water).

Por si se quedaron con ganas de más, acá van unos videitos

link: http://www.youtube.com/watch?v=llD7UG5_P3Q

link: http://www.youtube.com/watch?v=zdAzlVQBqUs

link: http://www.youtube.com/watch?v=3zoTKXXNQIU

link: http://www.youtube.com/watch?v=FHa4XJ5uY8A


Fuentes: http://www.cymaticsource.com /
http://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_cymatics08.htm

lunes, 4 de octubre de 2010

La Mente Global en el Universo Holográfico



Michael Talbot: La Mente Global en el Universo Holográfico


Hoy en día casi todo el mundo ha oído hablar de los hologramas, las imágenes tridimensionales proyectadas espacialmente con la ayuda de un láser. En la actualidad, dos de los pensadores más eminentes en el mundo -David Bohm, físico de la Universidad de Londres, antiguo protegido de Einstein y uno de los físicos cuánticos más respetados, así como Karl Pribram, neurofisiólogo de Stanford y uno de los más influyentes arquitectos de la interpretación del cerebro- creen que el propio universo bien pudiera no ser otra cosa que un gigantesco holograma, una especie de imagen o estructura creada (al menos en parte) por la mente humana.

Curiosamente, Bohm y Pribram llegaron a semejante conclusión de modo independiente, a través del estudio de campos muy diferentes. Bohm se convenció de la naturaleza holográfica del universo tras muchos años de escepticismo frente a las teorías convencionales, incapaces de explicar numerosos fenómenos presentes en la física cuántica. Pribram se convenció a su vez ante la ineficacia de las formulaciones convencionales para resolver determinados enigmas neurofisiológicos.

Una vez llegados a tales conclusiones, Bohm, Pribram y otros investigadores adheridos a la misma idea advirtieron que el modelo holográfico servía para explicar gran número de fenómenos, entre los que se contaban la telepatía, la precognición, la psicoquinesis, los sentimientos místicos de comunión con el universo, la sincronicidad e, incluso, las experiencias chamánicas y preagónicas. De hecho, como subrayan sus defensores, el paradigma holográfico ayuda a explicar prácticamente todos los fenómenos místicos y paranormales.

¿De qué forma llegaron Bohm y Pribram a tan inusual concepción del universo y qué tiene de extraordinario el modelo holográfico para explicar fenómenos tan sorprendentes y dispares?
Para responder a estas preguntas es preciso examinar brevemente los campos estudiados por Bohm y Pribram.

EL CEREBRO COMO HOLOGRAMA

Pribram concluyó que el universo es un holograma mientras trataba de solventar la cuestión de cómo y dónde se almacenan los recuerdos en el cerebro. A lo largo de varias décadas, numerosos estudios habían probado que los recuerdos no se hallan confinados en una región precisa sino que se encuentran diseminados por todo el cerebro. En una serie histórica de experimentos efectuados entre los años veinte y cuarenta del siglo pasado, el neurólogo Karl Lashley comprobó con sorpresa que la extirpación de sucesivas porciones de cerebro no impedía a una rata efectuar complejas tareas aprendidas antes de las distintas extracciones quirúrgicas.

Pribram, antiguo discípulo de Lashley, no encontró respuesta al enigma hasta la década de los sesenta, cuando la lectura de un artículo acerca de la sorprendente y novedosa ciencia holográfica le proporcionó la explicación que andaba buscando. Una breve disertación sobre la naturaleza de los hologramas nos ayudará a comprender mejor la reacción de Pribram.

Como ya indicamos, un holograma es una imagen tridimensional confeccionada con la ayuda de un láser. Para obtener un holograma, el objeto a fotografiar es bañado por la luz de un rayo láser. A continuación se hace rebotar un segundo láser contra el reflejo luminoso del primero y el patrón de interferencia resultante (el área donde se cruzan ambos láseres) es capturado de modo fotográfico. Al ser revelada, la película resultante muestra lo que parece un amasijo caótico de luces y líneas oscuras. Sin embargo, basta con iluminar la película con un nuevo rayo láser para conseguir una imagen tridimensional del objeto original.

La tridimensionalidad de tales imágenes no constituye la única característica sorprendente de los hologramas. Si partimos por la mitad el holograma de una rosa e iluminamos con un láser las dos mitades resultantes, cada mitad exhibirá la imagen completa de la rosa. Si subdividimos las dos mitades una y otra vez, cada uno de los fragmentos de película fotográfica seguirá mostrando una versión completa aunque, eso sí, más pequeña, de la imagen original. A diferencia de las fotografías convencionales, en el caso de los hologramas cada parte posee la información presente en el todo.

Esta idea del ¨todo en cada parte¨ proporcionó a Pribram la explicación que había buscado infructuosamente durante tanto tiempo. Los experimentos de Lashley habían demostrado que cada porción del cerebro parece contener la totalidad de los recuerdos presentes en el cerebro. Ello llevó a Pribram a concluir que el propio cerebro debía ser una especie de holograma.

¿Cómo se almacenarían los recuerdos en un cerebro de carácter holográfico?

Hoy en día Pribram cree que los recuerdos no se agrupan en neuronas o pequeñas agrupaciones de neuronas, sino en estructuras de impulsos nerviosos que entrecruzan el cerebro de modo similar a como las estructuras laserianas entrecruzan un trozo de película fotográfica que contenga una imagen de naturaleza holográfica.

El almacenamiento de la memoria no es el único enigma neurofisiológico que resulta más fácil de abordar mediante el modelo holográfico del cerebro propuesto por Pribram. Buena muestra de ello lo constituye la forma en que el cerebro se las ingenia para traducir la avalancha de frecuencias recibidas a través de los sentidos (frecuencias luminosas, sonoras etc.) hasta transformarlas en familiares percepciones sensoriales. La codificación y decodificación de frecuencias es precisamente la especialidad del holograma.

De hecho, los neurofisiólogos han descubierto que el cerebro emplea para el descifrado de las percepciones exactamente el mismo lenguaje matemático (conocido como “transformaciones de Fourier¨) utilizado en la elaboración de hologramas laserianos. Si tenemos en cuenta que la Madre Naturaleza dispone de incontables lenguajes matemáticos, ello resulta tan peculiar como lo sería descubrir a un grupo de esquimales que hablaran swahili.

¿Qué significa todo esto?

Pribram considera que no sólo se trata de una prueba adicional acerca de la naturaleza holográfica del cerebro sino que de ello se deduce que el cerebro es, en realidad, una especie de lente, una máquina transformadora que convierte la cascada de frecuencias que recibimos a través de los sentidos en el familiar ámbito de nuestras percepciones internas. Dicho de otro modo, los quásars, las tazas de café y los robles no existen de modo objetivo. Se trata de hologramas creados en el interior de nuestras mentes, mientras que lo que denominamos “mundo exterior¨ no sería más que un océano fluyente y caleidoscópico de energía y vibración.

LA REALIDAD SUBATOMICA COMO HOLOGRAMA

El sendero que llevó a Bohm a concluir que el universo es un holograma se inició de manera más bien tangencial, al estudiar el ámbito de las partículas subatómicas. Poco después de haber sido establecidos sus principios maestros, la física cuántica (el estudio de las partículas subatómicas) se reveló capaz de efectuar una predicción de naturaleza sorprendente.

Casi todos hemos oído hablar en alguna ocasión de los casos en que dos hermanos gemelos comparten similares sensaciones por mucha distancia física que exista entre ambos. De modo curiosamente semejante, las formulaciones matemáticas de la física cuántica llevaron a predecir que cierto tipo de procesos subatómicos son capaces de originar partículas esencialmente “gemelas”, esto es, partículas unidas de modo igualmente misterioso, de tal forma que una de ellas registrará siempre y de manera instantánea aquello que le suceda a su gemela con independencia de la distancia existente entre ambas.

Tal predicción, sin embargo, no encaja con la teoría de la relatividad formulada por Einstein. Según esta teoría, no existe señal o comunicación alguna capaz de trasladarse a mayor velocidad que la luz. Dado que superar la velocidad de la luz equivale a traspasar la barrera temporal, el propio Einstein se negó siempre a creer en la existencia de semejante conexión entre partículas.

Cuando la existencia de partículas gemelas fue formulada por primera vez, los físicos no se hallaban en condiciones de comprobar empíricamente tan sorprendente hipótesis. Como consecuencia, durante la mayor parte de este siglo, la mayoría de los investigadores se centraron en el estudio de las predicciones menos problemáticas de la física cuántica. Sin embargo en 1982, un equipo de investigación de la universidad de París liderado por el físico Alain Aspect descubrió una forma de comprobar empíricamente la hipótesis y demostrar fehacientemente que las partículas gemelas pueden registrar efectivamente de modo instantáneo cualquier fenómeno sucedido a su mitad.

Dado que la mayor parte de los físicos se niegan a considerar como inválida la teoría einsteniana de la relatividad, muchos de ellos se esforzaron en explicar los descubrimientos de Aspect por medio de tortuosos razonamientos, en un intento de ignorar su verdadera trascendencia. Bohm, sin embargo, trató de seguir un camino diferente. Inspirado por las extrañas propiedades del holograma, consiguió formular un modo de explicar los hallazgos de Aspect sin abandonar el veto impuesto por la teoría de la relatividad a la posibilidad de una comunicación más rápida que la luz.

Bohm prescinde de misteriosas señales de comunicación y sostiene que las partículas subatómicas pueden registrar de modo instantáneo lo sucedido a sus semejantes con el argumento de que la supuesta lejanía entre ellas no es más que una ilusión. Su hipótesis afirma que, en algún plano más profundo de la realidad, dichas partículas no constituyen entidades diferenciadas sino que son una extensión del mismo todo fundamental.

Bohm nos ofrece un ejemplo para visualizar mejor su teoría. Imaginemos un acuario en cuyo interior nada un pez. Imaginemos asimismo que uno es incapaz de observar el acuario de modo directo y que el único conocimiento de él y su contenido proviene de dos cámaras de televisión, una enfocada a la parte frontal del acuario y otra enfocada a su lado. Al contemplar sus dos respectivos monitores de televisión uno podría creer que el pez representado en las pantallas constituye dos entidades diferenciadas.


El engaño provendría del distinto ángulo de las cámaras, susceptible de proporcionar dos imágenes diferentes. Sin embargo, la contemplación más prolongada de los peces nos revelará la existencia de cierta relación entre ambos. Cuando uno de ellos se gire, su compañero efectuará un giro simultáneo aunque ligeramente distinto; cuando uno se sitúe frontalmente, el otro siempre aparecerá ladeado. Si uno no acaba de comprender la naturaleza real de la situación, podría acabar concluyendo que los dos peces mantienen algún tipo de comunicación instantánea, circunstancia que, evidentemente, no hace al caso. Según Bohm, ello es precisamente lo que sucede entre las partículas subatómicas según el experimento de Aspect.

En términos holográficos, del mismo modo que cada parte del holograma contiene la información relativa al todo, cada miembro de una pareja de partículas gemelas contiene la información relativa a la pareja completa. De acuerdo con Bohm, la aparente conexión más rápida que la luz existente entre partículas subatómicas no es otra cosa que la expresión de un nivel más profundo de la realidad todavía desconocido para nosotros, un nivel holográfico análogo al ejemplificado en el caso del acuario. El hecho de que veamos las partículas subatómicas como entes diferenciados se explica porque no nos apercibimos de la proverbial porción de cósmica película holográfica en que se hallan inscritas. Tan sólo vemos la trémula imagen ilusoria proyectada por la película.

EL COSMOS COMO HOLOGRAMA

Considerados al unísono, los descubrimientos paralelos de Bohm y Pribram -que nuestro cerebro parece estar programado para descifrar estructuras holográficas y que la propia textura de la realidad está estructurada de modo holográfico- parecen algo más que una sorprendente coincidencia y llevan a pensar que el universo entero acaso no sea más que una especie de holograma gigantesco.

Ello no quiere decir que esté formado por rayos láser, sino que posee las propiedades de un holograma.
Tal proposición ha sido recibida con escepticismo por numerosos científicos pero asimismo ha galvanizado a muchos otros, entre los que comienza a cundir la sospecha de que quizá se trate del modelo de realidad más aproximado al que la ciencia ha llegado hasta la fecha.

Como ya mencionamos, una razón para tomar la hipótesis holográfica en serio estriba en que ofrece una explicación que resuelve la práctica totalidad de los fenómenos parapsicológicos. En un universo en el que los cerebros individuales constituirían partes indivisibles de un mismo holograma primordial y en el que todo se hallaría conectado de manera holográfica, la telepatía podría ser, simplemente, la puerta de acceso al nivel holográfico.

Dicho con otras palabras, en un universo que es un holograma, nuestro cerebro, y de hecho cada neurona y cada átomo de nuestro cerebro, de algún modo contiene el universo entero, al mismo tiempo que todos formamos parte de una mente global. La frase del poeta William Blake relativa a que el universo puede ser descubierto en un simple grano de arena se convertiría en una verdad literal. Por consiguiente, la capacidad de un cerebro de acceder a la información de otro cerebro no sería ya un problema, puesto que cada cerebro contendría ya la totalidad de los restantes cerebros.

Bohm y Pribram asimismo han apuntado que numerosas experiencias religiosas y/o místicas tales como los sentimientos de comunión trascendental con el universo pueden tener su origen en el acceso al ámbito holográfico. Como estos dos científicos subrayan, las descripciones de los grandes místicos relativas a experimentar una sensación de unidad cósmica con el todo pueden deberse a que estos místicos lograron irrumpir en aquéllas regiones de su mente en las que todo posee efectivamente una cósmica unidad.
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El problema de mentes cerradas es que vienen acompañadas de bocas abiertas.

martes, 11 de mayo de 2010

NAVEGANDO EN LA REALIDAD MULTIDIMENSIONAL


 

NAVEGANDO EN LA REALIDAD MULTIDIMENSIONAL

HERRAMIENTAS PARA UNA NUEVA FORMA DE VIDA

A medida que atravesamos este proceso de transición y ascensión, estamos encendiendo nuestros cuerpos de luz y ascendiendo hacia nuevas formas de vivir y ser.

Nos estamos haciendo multidimensionales, y capaces de funcionar a frecuencias mas altas de percepción consciente. Pero a medida que nos abrimos paso a través de esos nuevos niveles, muchos de nosotros nos estamos encontrando a nosotros mismos sin las herramientas para manejar los tan reales efectos físicos y emocionales, que son parte diaria del abrirse paso hacia una forma de vida multidimensional.

En este artículo, quiero ofrecer algunas herramientas para manejar la energía.

El Arcángel Miguel me ha instruido a compartir esta información con ustedes, pero también quiero expresar un agradecimiento especial a mi amigo David, chamán y maestro, quien me mostró como usar estas herramientas. 

El Corazón es la llave

En un sentido muy real - el Chakra del Corazón es la llave y la puerta de entrada a la multidimensionalidad. Si el corazón no está abierto, no serán capaces de ascender a niveles de conciencia más elevados.
Las tres llaves para abrir el Chakra del Corazón se describen a continuación: 

SIGUE TU PASIÓN

Nada nos aparta más efectivamente de la danza centellante de la luz que se encuentra en las dimensiones más elevadas, que el seguir habitualmente una forma de vida, porque siempre lo hemos hecho asi, o porque es lo que se espera de nosotros.

Cuando somos realmente libres, somos capaces de compenetrarnos con nuestra libertad y de elegir expresarnos a nosotros mismos en formas que resuenen con lo que somos verdaderamente.

Debido a que muchos de nosotros estamos viviendo vidas "habituales", usualmente necesitamos tomarnos un tiempo para descubrir cuales son nuestras pasiones, antes de poder seguirlas.

Esta es la razón por la cual muchas personas están "abandonando" carreras y tomándose un tiempo para re-definir quienes son y como viven.
La Nueva Tierra estará llena de gente apasionada creando alegría! Pero esto toma tiempo, y necesitamos darnos a nosotros mismos todo el tiempo que necesitemos para encontrar nuestras pasiones y nuestra dicha, y curar las heridas que nos abstienen de ser nuestro apasionado ser esencial. 

ESCUCHA TU VOZ INTERIOR / INTUICIÓN

con frecuencia pienso que este es el verdadero significado del concepto del "retorno de la Diosa" / la energía femenina.

En nuestra vidas de "vieja energía", fuimos enseñados a escuchar nuestro ego, la voz racional del "progenitor". Esta voz nos decía que no debíamos prestar atención a nuestra dicha y conformarnos con lo que se esperaba de nosotros, de forma tal de "adaptarnos" y estar a salvo.
Irónicamente, cuando escuchamos la voz interna del Ser más elevado, siempre estamos a salvo.

Pero tenemos que re-aprender esta habilidad y confiar en ella. Es solo cuando permitimos a nuestra voz interior ser nuestra guía, que ocurren los milagros.

La Voz Interior es la Diosa dentro de nosotros. Permitanle a ella guiarnos, y les mostrará la danza de la luz. Y entonces su ser racional/ego puede construir las estructuras para soportar su nueva realidad.

Para hacer esto necesitamos estar conscientes de las "pistas" dadas por la realidad más elevada, porque nuestras facetas más elevadas nos hablaran en sueños, a través de otras personas, libros, animales o eventos en nuestra vida.

Necesitamos empezar a "leer los mensajes" otra vez. 
Estar plenamente conscientes de las "ondulaciones" en nuestra realidad que contienen información o mensajes para nosotros. 

PRACTICA LA COMPASIÓN, TOLERANCIA Y COMPRENSIÓN

Aquellos con los corazones abiertos están siempre dispuestos a escuchar a los otros y a entender que los otros son "espejos" de nuestra realidad actual.

Si podemos desplazar la ira, la desconfianza y la agresión del pasado, hacia un lugar de empatía y comprensión, verdaderamente abriremos el Chakra del Corazón.

La clave es entender que la "otra" persona es un aspecto de tí y tu realidad. Y que tu forma de manejar y reaccionar ante otras personas es un espejo de como te tratas a tí mismo/a, y a tu realidad. Si eres capaz de tratarte a tí mismo/a con amor y compasión, solo entonces serás capaz de tratar a otros de igual manera.
Por lo tanto, se amable contigo mismo, y el resto vendrá detrás.

Dí tu Verdad: La Escalera hacia las Estrellas

Decir nuestra verdad es la función de un Chakra de la Garganta saludable.
Y ésta es nuestra "escalera" hacia dimensiones más altas. Nos permitirá ascender y descender de estados de conciencia más elevados. Y esto creará un nexo entre las frecuencias más altas y nuestra Realidad Material.

Usualmente los cambios de humor repentinos y el vacío mental que las personas sienten transitoriamente, es un resultado de cambios rápidos entre dimensiones en las cuales no hay escalera.

Literalmente "caemos" entre dimensiones, y nos sentimos exhaustos y desorientados.

Por lo tanto, construir una escalera que nos pueda llevar hacia arriba y nos pueda traer hacia abajo es importante.

Esto también está relacionado con el concepto de "conectar a tierra" la realidad multidimensional. Si no nos "conectamos a tierra" nosotros mismos, podemos perdernos en un mundo de ensueños que no tiene forma de conectarse con el mundo material.

El Chakra de la Garganta crea el puente a la quinta dimensión que necesitamos. 

Los dos nuevos conceptos claves aquí son:

HONESTIDAD Y APERTURA EMOCIONAL

Estar dispuesto a expresar tus sentimientos. Todos ellos. Sin juegos de manipulación o agendas escondidas. De cualquier manera, a medida que estamos mas en contacto con nuestros sentimientos y nuestro Chakra del corazón está completamente abierto, será imposible jugar juegos de manipulación. Las personas intuitivamente comprenderán las motivaciones de los otros sin que ellos necesiten expresarlas. Y conectado a esto está la conciencia propia. Necesitamos estar alertas de nuestros patrones subconscientes de manipulación y control, y estar dispuestos a sustituirlos por patrones más saludables de aceptación y fluidez. Estar dispuestos a permitir al milagro de la vida revelarse sin necesidad de controlar y forzar nuestras expectativas con otros y con eventos. 

RECIBIR LA VERDAD DE OTROS

Esto es igualmente importante, que al construir esta escalera, seamos capaces de recibir la verdad de otros sin juzgar. Escuchar verdaderamente, lo cual es el aspecto receptivo o femenino del acto de hablar. Esta escalera no la podemos construir solos. Es un proyecto de co-creación. La construimos para nosotros mismos, pero invitamos a otros a compartirla y por turnos construir escaleras para otros. De esta manera se nos permite alcanzar niveles aún más altos de conciencia como grupo, lo cual es, El Camino de la Evolución Consciente. por Celia Fenn

Traducido por Carolina Suniaga.

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